Una cosita de la "realidad social" que no suele entrar en esta página.
En un país de funcionarios y dirigente nefastos, no sólo políticos, sino empresarios, religiosos, intelectuales, deportivos, etcétera, el gobierno de este flaco narigón, desmañado, estrábico y ceceoso fue, lejos, lo mejor que conocí.
Hoy me cago en las polémicas y en los matices. Miro qué acciones suben y quiénes festejan, con más o menos disimulo, y sé en qué lugar no quiero estar nunca.
Me voy a la Plaza.
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